Nadie conoce mejor las distancias
como aquel que tiene que viajar...
aquel que deja,
en algún lugar,
un pedazo de si mismo.
Nadie sabe con certeza
cuanto duele un kilómetro
salvo aquel
que añora el regreso...
y sueña la vuelta.
Nadie llora tanto una partida
como aquel que no sabe
el cómo o el cuándo
podrá regresar...
si es que regresa...
Nadie afirma
si un kilómetro es
mil metros
o mil besos
porque nadie lo quiere comprobar.
Nadie entiende
entonces, amor,
porque, estando tan lejos,
me siento tan cerca...
si hay a tantos besos de por medio...
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